sábado, 21 de abril de 2018

L' EUROPEO - 22 de Marzo de 1.959 - Italia


LA COPERTINA
Sarita Montiel. L'attrice e cantante spagnola si è presentata per la prima volta in Italia in un ruolo di primo piano col film La violetera. La Montiel, moglie del regista Anthony Mann, che realizzò Il piccolo campo, fu tra le ospiti più notate, per la sua bellezza, al Festival di Venezia. Il suo primo lavoro d'impegno fu nel film Vera Cruz, prodtto a Hollywood. 


EL RECORTE CCLXXVIII
Seguramente, la diva nunca pudo imaginar que 20 años después de los estrenos de 'El último cuplé' y 'La violetera' sería la estrella que fué, que se mantenía, y seguía enamorando al gran público. En este reportaje de Lecturas, de 17 de Noviembre de 1.972, vemos un ejemplo de ello. 


SARA MONTIEL,
EN LAS VEGAS:
“Desde hace años me doy una vuelta por aquí, siempre que puedo, para ver los ‘shows’ y coger ideas”
Desde Las Vegas, Sarita se fue a Los Ángeles, donde le dieron la “Llave de la ciudad”.

La imagen de Sarita en Las Vegas es realmente nueva. Sin embargo, la españolísima estrella asegura que va todos los años, para dar un "repaso a los espectáculos". 

La llegada a Las Vegas durante el día es sorprendentemente triste. La retina se acostumbra pronto al paisaje sin alteraciones del desierto; no hay perfiles, no hay desniveles…, luego, casi con sobresalto, se descubre el grupo de polvorientas casas que, agrupadas a lo largo de una ancha autopista, constituye Las Vegas.
La nota más pintoresca a la luz diurna quizá se encuentre en las pequeñas iglesias con luminosos cambiantes, ofreciendo sus servicios matrimoniales en días de veinticuatro horas: “Open 24 hours”, “Marriage day & night”… y un largo etcétera de sugerentes propuestas.
Ya con la puesta de sol y los largos y brillantes “carros” corriendo por el asfalto, se encienden las primeras luces. A esta señal acuden los luminosos de toda la ciudad en un intento de incendiar el horizonte. Las Vegas se convierte en una gran antorcha, una atrayente e inmensa luz, donde quedan atrapados los aventureros del mundo.
Hoteles altos y confortables en un supremo esfuerzo por atraer clientes convierten sus vestíbulos tragaperras se suceden a lo largo y ancho de la ciudad, incluso en la farmacia se pueden jugar unos níqueles, mientras se espera el benigno fármaco.
“Shows” a cargo de Sergio Mendes, Nancy Sinatra, “Sonny & Cher”, Belafonte… Caras conocidas del mundo del espectáculo se enfrentan a la ruleta, se entrecruzan en el “hall” de los hoteles e incluso hacen cola pacientemente para asistir al “show” nocturno.



Bajo los anuncios luminosos de los cabarets y salas de juego, Sarita posó para nosotros, en un completo recorrido por la famosa "city".

Es uno de mis numerosos vagabundeos y cuando ya la máquina tragaperras se hubo engullido mi último centavo, encuentro, no sin cierta sorpresa, a nuestra españolísima Sara.
Con unos kilos de más, con unas joyas de más y bien cobijada bajo una estola de visón, sale Sarita del “show” de Nancy Sinatra, que se presenta en el Hotel Riviera. Todo en ella resulta omnipotente, agresivo, trivial y maduro. La Sara que nosotros conocemos se ha atrincherado tras la personalidad que en su día difundió y de la que ha hecho su única dimensión pública. Pero esto es aparente o al menos parece aparente cuando se habla con ella.
Le pregunto si se le pueden hacer fotos en Las Vegas “by night”, a lo que accede encantada, mientras piensa en las posibilidades que ofrecen las luces de los neones para su rostro. En un recorrido por la “city” posa aquí y allá con auténtica profesionalidad, elige el luminoso, separa un poco la cabeza evitando primerísimos planos, se fotografía delante del Pionner Club, uno de los locales más antiguos de la ciudad.


Sarita se situó delante de las máquinas tragaperras, aunque aclaró que, a pesar de que hace muchos años que va a Las Vegas, nunca le gustó el juego. 


Sarita fue a recibir la "Llave de la ciudad", de Los Ángeles, de la que se ha hecho merecedora a través de la difusión que han tenido sus películas allí. 


A su regreso a España, Sarita comenzará a rodar una nueva película, esta vez a las órdenes de Angelino Fons, que llevará por título "De aire y de fuego". 

Se sitúa delante de las máquinas tragaperras, aunque rápidamente aclara que, a pesar de que hace muchos años que va a Las Vegas y de que su ex marido, Anthony Mann, era un gran jugador, no le gusta ni el juego ni la bebida.
-En estos momentos me encuentras en Las Vegas porque he venido a ver los “shows”. Desde hace años, y siempre que puedo, me doy un repaso a los espectáculos de aquí para coger ideas… Mañana, no obstante, vuelvo a Los Ángeles, donde me han dado recientemente la “Llave de la ciudad”. ¡Gonzalo, cuéntale eso!
Sarita delega la explicación en Gonzalo Checa, director de Metropolitan Theatres Corporation, quien se apresura a darme hasta el último detalle sobre la visita de quien él considera una de las diez actrices más populares en América.
-¡Encantado! La Cadena Metropolitana, la ciudad de Los Ángeles y la Casa de España, se han aunado para dar a Sara Montiel la “Llave de la ciudad”, de la cual se ha hecho merecedora a través de la difusión que han tenido sus películas acá. Por favor, transmita a los lectores de España nuestro agradecimiento por habernos proporcionado una artista de la categoría de Sara. Hace unos días hemos hecho su “premiere” de la película “Varietés”. Ha sido un éxito.
Interpelo de nuevo a la diva:
-¿Cuánto tiempo te piensas quedar en Los Ángeles?
-Bueno, tengo que regresar dentro de poco a España para empezar el rodaje de una película de Angelino Fons, titulada “De aire y de fuego”, en donde hago un papel de cantante. En principio se ha previsto por rodar exteriores en París, Roma, Londres y Madrid. Pero para la primavera volveré a estar aquí, pues voy a realizar una “tournée” por Las Vegas, Buenos Aires, San Francisco, Los Ángeles, Nueva York…


La actriz quiso que la fotografiásemos delante del Pionner Club, uno de los locales más antiguos de Las Vegas. 

-¿Continúas con tu estilo?
-Eso depende. De momento estoy preparando canciones modernas, que cantaré en inglés y en francés. Uno de los que componen canciones para mí es el hijo de Vittorio de Sica.
-¿Cómo estás de posibilidades?
-Perfectamente. Estoy en un momento tan bueno como siempre, además, debuto próximamente en el Olympia, de París. ¡Así que figúrate!
Comento sobre la expectación que causa la presentación, en Las Vegas, de Liza Minnelli, y sobre el éxito de su película titulada “Cabaret”. Sara me dice que no puede quedarse a presenciar el espectáculo porque su pasaje de avión es para la mañana siguiente.
-¿Cómo eres?
-Soy yo misma, sin imitar a nadie, por eso me mantengo siempre arriba. Soy igual fuera que dentro de la pantalla, y mis personajes se ajustan a mi personalidad sin alteraciones.


Sarita no descuida nunca su aspecto. Bajo las luces de Las Vegas, retoca su maquillaje. 

-Bien, pasemos a otra cosa. ¿Qué hay de tu finca en Palma de Mallorca?
-Me he comprado una casa en Palma, donde paso temporadas. Me gusta mucho la vida allí; además, puedo pintar y trabajar en cerámica, que es lo que me gusta.
-¿Te lo tomas en serio?
-Naturalmente, bonita. No quiere decir que me presente a una exposición, pero tomo muy en serio la cerámica, tanto es así que he hecho poner en mi finca un horno de ladrillos calentados.
Sarita me hace un caso relativo, está especialmente pendiente del fotógrafo.
-Oye, fotografíame aquí, que hay una luz muy suave. Espera, que me arreglo la cara…
-¿Sabes tanto de fotografía como dicen?
-Pues claro que sí, rica, tanto como tú tienes que saber de periodismo.
-¿Eres conocida aquí?
-Ya lo creo. Figúrate que esta tarde tomamos un taxi y el taxista me fue diciendo que le recordaba muchísimo a una famosa artista española. Al final, y cuando me pudo ver bien la cara, me dijo: ‘Tú eres la Montiel’, y, contentísimo, no me cobró el recorrido. Eso es bastante frecuente, ten en cuenta que soy una de las artistas españolas que más se conoce en América.


La popularidad de Sarita por aquellas tierras es considerable. Según ella misma nos explicó, en muchas ocasiones la reconocen por la calle. 

Sarita se pasea por medio de la calzada con sus altísimos zapatos de aguja y su estola de visón, se para de vez en cuando y justo en el momento que considera que la luz es buena para fotografiar. Los automovilistas frenan ligeramente perplejos y ella, con aire de abanderada, les da paso.
Se queja de que tiene hambre, y son ya las tres de la madrugada cuando en un local permanentemente abierto se come un par de bocadillos. Se acompaña con coca-cola, sosteniendo su afirmación de anti-alcohólica. Me comenta que tiene billete para Los Ángeles a las siete de la mañana y parece no importarle demasiado que por la noche se presente el “show” más importante del año en Las Vegas: la ‘premiére’ de Liza Minelli.
En la tarde del día siguiente, cuando suponía a la artista ya en Los Ángeles, la veo, no sin asombro, perdida en la cola del “Show Minnelli”, ligeramente inquieta de ser reconocida entre la multitud norteamericana.
Acabo el reportaje aún perpleja de que Las Vegas, en la noche, tenga la misma imagen dorada difundida por las películas de Elvys Presley y Ann Margret y que, a pesar del tiempo, a Sarita le dé cierto rubor confesar que le interesa la famosa “show-girl” de “Cabaret”.

Texto: G. F.
(Fotos O. M.)


LA FOTO CCLXXVIII


La diva a finales de los '50. 

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