LA COPERTINA
Sarita Montiel. L'attrice e cantante spagnola si è presentata per la prima volta in Italia in un ruolo di primo piano col film La violetera. La Montiel, moglie del regista Anthony Mann, che realizzò Il piccolo campo, fu tra le ospiti più notate, per la sua bellezza, al Festival di Venezia. Il suo primo lavoro d'impegno fu nel film Vera Cruz, prodtto a Hollywood.
EL RECORTE CCLXXVIII
Seguramente, la diva nunca pudo imaginar que 20 años después de los estrenos de 'El último cuplé' y 'La violetera' sería la estrella que fué, que se mantenía, y seguía enamorando al gran público. En este reportaje de Lecturas, de 17 de Noviembre de 1.972, vemos un ejemplo de ello.
SARA MONTIEL,
EN LAS VEGAS:
“Desde hace años me doy una vuelta por aquí, siempre
que puedo, para ver los ‘shows’ y coger ideas”
Desde Las Vegas, Sarita se fue a Los Ángeles, donde
le dieron la “Llave de la ciudad”.
La imagen de Sarita en Las Vegas es realmente nueva. Sin embargo, la españolísima estrella asegura que va todos los años, para dar un "repaso a los espectáculos".
La llegada a Las
Vegas durante el día es sorprendentemente triste. La retina se acostumbra
pronto al paisaje sin alteraciones del desierto; no hay perfiles, no hay
desniveles…, luego, casi con sobresalto, se descubre el grupo de polvorientas
casas que, agrupadas a lo largo de una ancha autopista, constituye Las Vegas.
La nota más
pintoresca a la luz diurna quizá se encuentre en las pequeñas iglesias con
luminosos cambiantes, ofreciendo sus servicios matrimoniales en días de
veinticuatro horas: “Open 24 hours”, “Marriage day & night”… y un largo etcétera
de sugerentes propuestas.
Ya con la puesta
de sol y los largos y brillantes “carros” corriendo por el asfalto, se
encienden las primeras luces. A esta señal acuden los luminosos de toda la
ciudad en un intento de incendiar el horizonte. Las Vegas se convierte en una
gran antorcha, una atrayente e inmensa luz, donde quedan atrapados los
aventureros del mundo.
Hoteles altos y
confortables en un supremo esfuerzo por atraer clientes convierten sus
vestíbulos tragaperras se suceden a lo largo y ancho de la ciudad, incluso en
la farmacia se pueden jugar unos níqueles, mientras se espera el benigno
fármaco.
“Shows” a cargo
de Sergio Mendes, Nancy Sinatra, “Sonny & Cher”, Belafonte… Caras conocidas
del mundo del espectáculo se enfrentan a la ruleta, se entrecruzan en el “hall”
de los hoteles e incluso hacen cola pacientemente para asistir al “show”
nocturno.
Bajo los anuncios luminosos de los cabarets y salas de juego, Sarita posó para nosotros, en un completo recorrido por la famosa "city".
Es uno de mis
numerosos vagabundeos y cuando ya la máquina tragaperras se hubo engullido mi
último centavo, encuentro, no sin cierta sorpresa, a nuestra españolísima Sara.
Con unos kilos
de más, con unas joyas de más y bien cobijada bajo una estola de visón, sale
Sarita del “show” de Nancy Sinatra, que se presenta en el Hotel Riviera. Todo
en ella resulta omnipotente, agresivo, trivial y maduro. La Sara que nosotros
conocemos se ha atrincherado tras la personalidad que en su día difundió y de
la que ha hecho su única dimensión pública. Pero esto es aparente o al menos
parece aparente cuando se habla con ella.
Le pregunto si
se le pueden hacer fotos en Las Vegas “by night”, a lo que accede encantada,
mientras piensa en las posibilidades que ofrecen las luces de los neones para
su rostro. En un recorrido por la “city” posa aquí y allá con auténtica
profesionalidad, elige el luminoso, separa un poco la cabeza evitando
primerísimos planos, se fotografía delante del Pionner Club, uno de los locales
más antiguos de la ciudad.
Sarita se situó delante de las máquinas tragaperras, aunque aclaró que, a pesar de que hace muchos años que va a Las Vegas, nunca le gustó el juego.
Sarita fue a recibir la "Llave de la ciudad", de Los Ángeles, de la que se ha hecho merecedora a través de la difusión que han tenido sus películas allí.
A su regreso a España, Sarita comenzará a rodar una nueva película, esta vez a las órdenes de Angelino Fons, que llevará por título "De aire y de fuego".
Se sitúa delante
de las máquinas tragaperras, aunque rápidamente aclara que, a pesar de que hace
muchos años que va a Las Vegas y de que su ex marido, Anthony Mann, era un gran
jugador, no le gusta ni el juego ni la bebida.
-En
estos momentos me encuentras en Las Vegas porque he venido a ver los “shows”.
Desde hace años, y siempre que puedo, me doy un repaso a los espectáculos de
aquí para coger ideas… Mañana, no obstante, vuelvo a Los Ángeles, donde me han
dado recientemente la “Llave de la ciudad”. ¡Gonzalo, cuéntale eso!
Sarita delega la
explicación en Gonzalo Checa, director de Metropolitan Theatres Corporation,
quien se apresura a darme hasta el último detalle sobre la visita de quien él
considera una de las diez actrices más populares en América.
-¡Encantado! La Cadena
Metropolitana, la ciudad de Los Ángeles y la Casa de España, se han aunado para
dar a Sara Montiel la “Llave de la ciudad”, de la cual se ha hecho merecedora a
través de la difusión que han tenido sus películas acá. Por favor, transmita a
los lectores de España nuestro agradecimiento por habernos proporcionado una
artista de la categoría de Sara. Hace unos días hemos hecho su “premiere” de la
película “Varietés”. Ha sido un éxito.
Interpelo de
nuevo a la diva:
-¿Cuánto tiempo
te piensas quedar en Los Ángeles?
-Bueno,
tengo que regresar dentro de poco a España para empezar el rodaje de una
película de Angelino Fons, titulada “De aire y de fuego”, en donde hago un
papel de cantante. En principio se ha previsto por rodar exteriores en París,
Roma, Londres y Madrid. Pero para la primavera volveré a estar aquí, pues voy a
realizar una “tournée” por Las Vegas, Buenos Aires, San Francisco, Los Ángeles,
Nueva York…
La actriz quiso que la fotografiásemos delante del Pionner Club, uno de los locales más antiguos de Las Vegas.
-¿Continúas con
tu estilo?
-Eso
depende. De momento estoy preparando canciones modernas, que cantaré en inglés
y en francés. Uno de los que componen canciones para mí es el hijo de Vittorio
de Sica.
-¿Cómo estás de
posibilidades?
-Perfectamente.
Estoy en un momento tan bueno como siempre, además, debuto próximamente en el
Olympia, de París. ¡Así que figúrate!
Comento sobre la
expectación que causa la presentación, en Las Vegas, de Liza Minnelli, y sobre
el éxito de su película titulada “Cabaret”. Sara me dice que no puede quedarse
a presenciar el espectáculo porque su pasaje de avión es para la mañana
siguiente.
-¿Cómo eres?
-Soy
yo misma, sin imitar a nadie, por eso me mantengo siempre arriba. Soy igual
fuera que dentro de la pantalla, y mis personajes se ajustan a mi personalidad
sin alteraciones.
Sarita no descuida nunca su aspecto. Bajo las luces de Las Vegas, retoca su maquillaje.
-Bien, pasemos a
otra cosa. ¿Qué hay de tu finca en Palma de Mallorca?
-Me
he comprado una casa en Palma, donde paso temporadas. Me gusta mucho la vida
allí; además, puedo pintar y trabajar en cerámica, que es lo que me gusta.
-¿Te lo tomas en
serio?
-Naturalmente,
bonita. No quiere decir que me presente a una exposición, pero tomo muy en
serio la cerámica, tanto es así que he hecho poner en mi finca un horno de
ladrillos calentados.
Sarita me hace
un caso relativo, está especialmente pendiente del fotógrafo.
-Oye,
fotografíame aquí, que hay una luz muy suave. Espera, que me arreglo la cara…
-¿Sabes tanto de
fotografía como dicen?
-Pues
claro que sí, rica, tanto como tú tienes que saber de periodismo.
-¿Eres conocida
aquí?
-Ya
lo creo. Figúrate que esta tarde tomamos un taxi y el taxista me fue diciendo
que le recordaba muchísimo a una famosa artista española. Al final, y cuando me
pudo ver bien la cara, me dijo: ‘Tú eres la Montiel’, y, contentísimo, no me
cobró el recorrido. Eso es bastante frecuente, ten en cuenta que soy una de las
artistas españolas que más se conoce en América.
La popularidad de Sarita por aquellas tierras es considerable. Según ella misma nos explicó, en muchas ocasiones la reconocen por la calle.
Sarita se pasea
por medio de la calzada con sus altísimos zapatos de aguja y su estola de
visón, se para de vez en cuando y justo en el momento que considera que la luz
es buena para fotografiar. Los automovilistas frenan ligeramente perplejos y ella,
con aire de abanderada, les da paso.
Se queja de que
tiene hambre, y son ya las tres de la madrugada cuando en un local
permanentemente abierto se come un par de bocadillos. Se acompaña con
coca-cola, sosteniendo su afirmación de anti-alcohólica. Me comenta que tiene
billete para Los Ángeles a las siete de la mañana y parece no importarle
demasiado que por la noche se presente el “show” más importante del año en Las
Vegas: la ‘premiére’ de Liza Minelli.
En la tarde del
día siguiente, cuando suponía a la artista ya en Los Ángeles, la veo, no sin
asombro, perdida en la cola del “Show Minnelli”, ligeramente inquieta de ser
reconocida entre la multitud norteamericana.
Acabo el
reportaje aún perpleja de que Las Vegas, en la noche, tenga la misma imagen dorada
difundida por las películas de Elvys Presley y Ann Margret y que, a pesar del
tiempo, a Sarita le dé cierto rubor confesar que le interesa la famosa
“show-girl” de “Cabaret”.
Texto: G. F.
(Fotos O. M.)
LA FOTO CCLXXVIII
La diva a finales de los '50.
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