SARA MONTIEL
VIVE EN CASA
DE VICENTE PARRA
Se mueve como Pedro por su casa, sólo que Sara no
vive en la suya. Ni siquiera sabe si Vicente Parra, su eterno anfitrión, ha
salido o está por cualquier habitación. A veces se ven un segundo y se
preguntan con toda naturalidad si han estado de viaje o es que no han
coincidido a las horas de las comidas. Así ocurre y nadie se extraña. Han
pasado tres años desde que a Sara Montiel se le ocurrió bajar seis pisos más y
dejar su ático. Tres años que han revolucionado, destrozado, desorganizado la
vida serie y siempre igual de su amigo Vicente. (“¿Esperáis a Sara? Pues quién sabe
lo que habrá decidido hacer. Aunque os haya citado a las doce en punto no
significa nada. Si la veis le dais recuerdos de mi parte porque yo tengo que
salir”.)
“SOY UNA
MAGNÍFICA PROFESIONAL”
Y a la una, después de llamar varias veces por
teléfono, rogando que no nos fuésemos, llegó Sara.
-¡Qué mañana, pero qué mañana llevo!
Entre el notario, el abogado y el trabajo enorme que tengo, no sé ni la hora
que es. Pero eso sí, si yo digo que vengo, pues vengo. ¿Con retraso dices? Ah,
no; eso no. Recuerda que te dije de doce a una. ¿Qué no dije eso? Juraría que
sí lo dije.
Y yo juraría que Sara me está engañando,
envolviendo, hipnotizando, porque un minuto después de su charla era yo la que
pedía disculpas por haberme adelantado.
-Y es que os empeñáis los periodistas
en ver en mí a una mujer distinta de la que soy en realidad. Soy una mujer
fácil, asequible, buena compañera y conocedora de su trabajo. Ya sé que dicen
que soy una “sabelotodo”, pero lo que ocurre es que soy una magnífica
profesional y no se me escapa nada. Conozco las luces apropiadas porque he
aprendido fotografía en el Museo del Prado, simplemente viendo a Velázquez se
saben los primeros, los segundos y los terceros términos de luz. Elemental,
querida, elemental. Quizá sea lo que moleste a los que no tienen ni idea de su
propia profesión.
-Destruyamos entonces el tópico de una Sara pasional
y convirtámosla en una Sara tranquila.
-Mujer, tranquila, tranquila… pues
tampoco. Soy más bien educada.
-¿Y qué hacemos entonces con esa fama de mujer con
un vocabulario… un poco fuerte?
-¡Pero qué manía en presentarme mal!
Es que todo depende de la persona que tienes enfrente y como ella te hable. Yo
soy una mujer, pero que muy normalita. Es decir, soy normal dentro de la
anormalidad en que me desenvuelvo, y anormal dentro de lo normal. ¿Me explico?
SARA Y EL AMOR
Con respecto al amor se explica… un poco menos
claramente. Habla de su marido y de pronto no quiere seguir hablando de su
marido. Yo pienso que nunca ha tenido hijos y ella me contesta que sí, que los
ha tenido. Tres exactamente. Uno con Anthony Mann y los otros dos de su segundo
marido, como ella misma dice:
-Pero se murieron. Uno se malogró de
ocho meses y los otros dos también en un accidente muy grave.
Ante la palabra amor, a Sara se le iluminan los
ojos. Se siente libre en el terreno sentimental, abierta al amor, esperando al
amor. No se siente ligada a nadie, acepta lo que viene y lo desecha de la misma
manera.
-No creo que nadie logre la
exclusividad en mí. Soy así. Hasta cuando trabajo capto el amor del público. En
el Parque de Atracciones tuve una experiencia única. ¿Puedes imaginarte a
cuarenta mil personas gritando: “¡Sara,
Sara, Sara, pero qué “buena” estás!” Maravillosa sensación. Estuve a punto
de llorar emocionada. Y entonces se me ocurrió decir por el micrófono: Por favor, ¿hay algún médico en la sala?
Pues que no se moleste en venir, porque era sólo para que viese lo buena que
estoy… ¿Te imaginas la reacción de la gente? Fue algo magnífico de verdad.
Lo que es innegable es que Sara no es una mujer
vulgar. Algo fantasiosa, algo embarulladora, pero con una intuición fuera de lo
normal.
-Yo no soy una mujer preparada. Ya
sabes que mis padres no pudieron darme estudios. Y mi única defensa es la
intuición, ni siquiera la inteligencia. He tenido que prepararme ya de mayor y
me ha costado mucho más que si hubiese empezado de pequeña. En fin, que no
sabía hacer una o con un canuto.
Se me ocurre pensar que ha sido una suerte. Una Sara
cultivada desde la infancia sería algo sencillamente inaguantable. Mejor dicho,
sólo hubiera llegado a ser María Antonia Abad.
Texto: MARIEL
Fotos: ELPEZ
EL RECORTE CCLXII
La amistad de Sara con Vicente Parra duró décadas y fue de las pocas que mantuvo con gente del mundillo artístico. Como toda amistad, esta pasó por altos y bajos. De los segundos y de la consiguiente reconciliación nos habla este, breve, artículo de Lecturas con fecha 28 de Septiembre de 1.973.
Vuelven
a ser más amigos que nunca
SARA MONTIEL
Y VICENTE
PARRA
FELIZ
RECONCILIACIÓN
Sara Montiel no puede dejar de ser noticia. Sus películas, actuaciones o declaraciones hacen que nuestra Sarita sea noticia constante. En esta ocasión la reconciliación con Vicente Parra, es el tema.
Pasaron una temporada enemistados. Ya no se les veía juntos en los actos sociales, en los que antes eran inseparables, pero la amistad era demasiado fuerte, como para no prevalecer.
Sara Montiel ha venido actuando estos días en el Parque de Atracciones de Madrid. El éxito ha sido completo a juzgar por el numeroso público que ha llenado cada noche el Parque.
Sarita Montiel o Sara Montiel con sus cuarenta años,
según confiesa, acaba de reconciliarse con su amigo de siempre Vicente Parra.
Pasaron una temporada un poco enemistados, pero no podían seguir así, su
amistad es profunda y totalmente desinteresada. Hemos tenido ocasión de
fotografiar a los dos juntos.
Para Sara la amistad es una de las grandes virtudes
que tiene la condición humana, por eso ella siempre ha hecho un culto de la
amistad y de los amigos.
Sara se siente joven, por eso no duda en lucir las
generosas curvas, está muy bien todavía para la época del destape y no le
importa hacerlo. Estos días en el Parque de Atracciones sola en el escenario
del teatro y con un micrófono en la mano y la pasión al cantar llenó totalmente
el recinto.
Sara dice que se siente joven a sus cuarenta años -son los que confiesa- y que todavía triunfa en la época del destape.
Afirma también que sigue teniendo más atractivo que
antes. También recuerda que el físico no
fue lo que la colocó en las alturas sino su manera de interpretar y cantar,
siente cierta nostalgia de aquel “Último cuplé” que la lanzó y consagró de una
manera rotunda, aunque ella ya era famosa antes. Ya había rodado junto a
actores de la talla de Gary Cooper y Burt Lancaster en la película “Veracruz”
que ahora se está reponiendo. En esa película vemos a una jovencísima Sarita
Montiel haciendo de india. Fueron años durante aquéllos nos dice la estrella. Vicente Parra la mira
con afecto, con mucho afecto. Los dos se apoyan uno al otro.
Para Sara la amistad es una de las grandes virtudes que tiene la condición humana, por eso ella siempre ha hecho un culto de la amistad y de los amigos, y Vicente Parra forma parte de ambas cosas.
(Agencia
DELFOS)
LA FOTO CCLXII
Esta imagen fue la que la diva mantuvo en los primeros años '70.
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